Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredoresblanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpagoy cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seasprecisamente lo que viene detrás de tu mano,porque el agua, considera el agua, y los leonescuando se disuelven en el azúcar de la fábula,y los gestos, esa arquitectura de la nada,encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,pronto a borrarte, así no eres, ni tampococon ese pelo lacio, esa sonrisa.Busco tu suma, el borde de la copa donde el vinoes también la luna y el espejo,busco esa línea que hace temblar a un hombreen una galería de museo.Además te quiero, y hace tiempo y frío
.
Después de leer tantas veces y analizar
el poema, decidí que mi interpretación visual se enfocaría en una mujer, este
ser con su compleja arquitectura tanto anatómica como emocional que encierra
pensamientos y emociones, que poco a poco se va transformando con el pasar de
los años y en especial el amor se vuelve un sentimiento complicado.
Julio Cortázar
(Bruselas, 1914 - París, 1984)
Escritor argentino. Hijo de padres argentinos, a los cuatro años Julio Cortázar
se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en la provincia andina de
Mendoza.
Tras completar sus estudios
primarios, siguió los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro
rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca.
Concluida ésta, su trabajo como traductor de la Unesco le permitió afincarse
definitivamente en la capital francesa.
Por entonces Julio Cortázar ya
había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de
«Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de
relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de
Jorge Luis Borges.
La literatura de Cortázar parte
del cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos existencialistas, en obras
de marcado carácter experimental, que lo convierten en uno de los mayores
innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana. Como en Borges,
sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el
referente de la realidad cotidiana, por lo que sus obras tienen siempre una
deuda abierta con el surrealismo.
Para Cortázar, la realidad
inmediata significa una vía de acceso a otros registros de lo real, donde la
plenitud de la vida alcanza múltiples formulaciones. De ahí que su narrativa
constituya un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas
convencionales de pensamiento.
El instinto, el azar, el goce de
los sentidos, el humor y el juego terminan por identificarse con la escritura,
que es a su vez la formulación del existir en el mundo. Las rupturas de los
órdenes cronológico y espacial sacan al lector de su punto de vista
convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de participación, de modo
que el acto de la lectura es llamado a completar el universo narrativo.
Tales propuestas alcanzaron sus
más acabadas expresiones en las novelas, especialmente en Rayuela, considerada
una de las obras fundamentales de la literatura de lengua castellana, y en sus
cuentos, entre ellos Casa tomada o Las babas del diablo, ambos llevados al
cine, y El perseguidor, cuyo protagonista evoca la figura del saxofonista negro
Charlie Parker.
Muy pronto, Julio Cortázar se
convirtió en una de las principales figuras del llamado «boom» de la literatura
hispanoamericana, y disfrutó del reconocimiento internacional. A su
sensibilidad artística sumó su preocupación social: se identificó con los
pueblos marginados y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierdas.
En este sentido, su viaje a Cuba
en 1962 constituyó una experiencia decisiva en su vida. Merced a su
concienciación social y política, en 1970 se desplazó a Chile para asistir a la
ceremonia de toma de posesión como presidente de Salvador Allende y, más tarde,
a Nicaragua para apoyar al movimiento sandinista. Como personaje público,
intervino con firmeza en la defensa de los derechos humanos, y fue uno de los
promotores y miembros más activos del Tribunal Russell.
Como parte de este compromiso
escribió numerosos artículos y libros, entre ellos Dossier Chile: el libro
negro, sobre los excesos del régimen del general Pinochet, y Nicaragua, tan
violentamente dulce, testimonio de la lucha sandinista contra la dictadura de
Somoza, en el que incluye el cuento Apocalipsis en Solentiname y el poema
Noticias para viajeros. Tres años antes de morir adoptó la nacionalidad
francesa, aunque sin renunciar a la argentina.
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